martes, 2 de agosto de 2011

Una experiencia educativa adulta


La edad no es un obstáculo para culminar una carrera universitaria. Al contrario, es la oportunidad para capacitarse y establecer una alianza con los nuevos tiempos en que la buena información se ha convertido en un nuevo poder.

Al principio es difícil. La concentración propia de la juventud es un recuerdo lejano después de los cuarenta años. Y eso no es todo, porque después tocan a la puerta las evidencias que más asustan: las cifras y los conceptos se muestran a la deriva en algún lugar recóndito de nuestra memoria.

Sin embargo, cuando la embarcación parece estar a punto de naufragar y no hay ninguna isla donde guarecerse de la tormenta perfecta, aparece el salvavidas, esa experiencia de vida que pone los ejemplos justos y hace sonrojar a la teoría más elucubrada y vigente.

Entonces, ocurre lo inesperado. La mente y el cuerpo analizan la situación y acuerdan una vez más, como en los viejos tiempos, unirse para demostrar que están prestos a la lucha. Pero en pleno éxtasis por el armisticio conseguido, surge otro problema: dedicamos ocho horas al día en procurarnos ingresos para sobrevivir. Una situación compleja que demanda un esfuerzo adicional y por la que la mente y el cuerpo amenazan con una huelga si es que no hay incentivos.

En esta disyuntiva aparece la fuerza de voluntad, aquella que se ha formado a través de los años y que busca conseguir la aprobación por tamaño esfuerzo que ya no solo sorprenderá a los hijos, sino hasta a los amigos que se regodean sobre las extrañas manifestaciones de la andropausia.

¿Se puede estudiar una carrera profesional en la edad madura y con un trabajo de por medio? Sin duda. El ser humano se adapta a diversas situaciones. Por ejemplo, una de ellas es acostumbrarse a que los distraídos estudiantes o vigilantes te confundan con el profesor.



¿Cuál fue la razón de fondo para que Hipólito Unanue creara el famoso y trascendental Anfiteatro Anatómico?


INTRODUCCIÓN
La historiografía de Hipólito Unanue (1755-1833) se puede resumir como la vida de un científico, médico e intelectual criollo que debe adaptarse no solo a la nueva concepción del conocimiento humano, promovido por la ilustración europea, sino también a las nuevas formas de gobierno promovidas por la corriente libertadora en el Nuevo Mundo.
Fue sin duda una situación compleja para Unanue cambiar su ritmo de vida, pues estaba bien considerado por las autoridades españolas. Por ejemplo, el virrey Francisco Gil de Taboada y Lemus lo nombró cosmógrafo mayor del reino (1792), mientras que el virrey Fernando de Abascal y Souza lo designó protomédico general (1807). Ambos estaban convencidos de sus amplios conocimientos médicos, geográficos y del medio ambiente.
Hay que considerar también que Unanue participó en las Cortes de Cádiz en representación de Arequipa en 1813 y fue delegado del virrey Joaquín de la Pezuela durante las conversaciones con los delegados de San Martín, en 1820. Es decir, no se manifestaba ajeno a las ideas realistas.
Después de la Independencia, Unanue ocupó el cargo de ministro de Hacienda, durante el Protectorado de San Martín, y durante el gobierno de Bolívar tuvo cargos similares. Sin duda fueron días difíciles para el ilustre médico, sobre todo porque en sus inicios defendía un gobierno monárquico para el Perú. Su cambio empezó a producirse, según sus biógrafos, cuando firmó el Acta de Independencia y al convertirse en amigo personal de Bolívar.
Este preámbulo, pese a las consideraciones políticas citadas anteriormente, pretende en realidad situar a Unanue dentro de su experiencia médica y científica para contestar la siguiente interrogante: ¿Cuál fue la razón de fondo para que Unanue creara el famoso y trascendental Anfiteatro Anatómico en el Hospital Real de San Andrés en 1792?

ARGUMENTOS
La historiografía disponible expone como un hecho que perseguía mejorar la enseñanza de los médicos y cirujanos de la época, sin embargo consideramos que el pensamiento del ilustre médico buscaba demostrar también que en estas tierras se podía formar eruditos capaces de elaborar estudios científicos tan importantes como en Europa.
Según Marcos Cueto, entre 1791 y 1794, la Sociedad Amantes del País, publica en el Mercurio Peruano, un total de 25% de artículos científicos relacionadas con la medicina, la física, la historia natural y la química. De esta forma, los ilustrados del Virreinato del Perú respondían al naturalista francés Georges Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788), que atribuía limitaciones intelectuales a los americanos con respecto a los europeos.
Hipólito Unanue, según Oswaldo Salaverry, publicó 55 artículos, de los cuales 8 son de carácter médico. De todos ellos, nos interesan dos publicados en 1972: “Precauciones para conservar la salud en el presente otoño” y “Resultado del pronóstico y precauciones para el otoño”. La razón: aquí se puede observar su acercamiento a la denominada medicina topográfica, es decir hacia la corriente del neohipocratismo (la naturaleza sirve para curar).
¿Qué es la medicina topográfica? Para Salaverry es la propuesta médica que identifica los lugares saludables y los diferencia de los contaminados. En resumen: distingue las zonas en las que el ser humano tiene más posibilidades de tener una vida más sana, sin dejar tampoco de lado las condiciones meteorológicas que facilitan la curación del paciente.
Hay que señalar que en estas épocas, Unanue todavía no publicaba su obra cumbre: “Observación sobre el clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en especial el hombre”. Por eso, es muy importante recordar el discurso que pronunció este ilustre médico cuando inaugura el Anfiteatro Anatómico en 1792. Según Cueto, en este documento “Decadencia y Restauración del Perú”, Unanue resaltaba las ventajas que tendría la enseñanza de la anatomía para la sanidad y el progreso del país.
Aquí vemos que Hipólito Unanue no solo buscaba mejorar los métodos de enseñanza y unir a los médicos y a los cirujanos en un solo bloque, a través de las denominadas conferencias médicas. Según Salaverry, también quería consolidar un núcleo de profesores, médicos y cirujanos conocedores de los tratamientos de las enfermedades vinculadas al clima de Lima, es decir un grupo con formación en medicina topográfica.
En coherencia con su pensamiento, Unanue promueve a través del Mercurio Peruano, donde escribía con el seudónimo de Ariosto, que los difuntos ya no se sigan enterrando debajo de las iglesias, que se limpien las calles, que se instalen alcantarillados y que se facilite a la población agua potable, pues estaba convencido que la higiene era la mejor prevención contra las enfermedades, lo cual lo ubica como uno de los precursores en el Perú del Higienismo, corriente médica que se desarrollará con plenitud en el siglo XIX.
La publicación de su obra en 1806 “Observación sobre el clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en especial el hombre”, recibe notables elogios en España, según señala Salaverry. Incluso, en la península ibérica los eruditos critican que el libro se haya publicado en el Nuevo Mundo y no en Europa, sobre todo sobre un tema (la topografía médica) dominado por los intelectuales de Francia e Inglaterra.
Según Orosco, el libro tiene cinco secciones que se ocupan de las generalidades de Lima, sus influencias en el ingenio y las enfermedades y los medios de curación y en donde Unanue cita a Hipócrates, Celso y Galeno, entre otros autores. También relaciona los cambios climáticos con las alteraciones físicas sufridas por plantas y animales, entre otros temas, además de declararse partidario del ejercicio físico y de la buena ventilación en los hospitales del Virreinato.
De acuerdo con lo señalado por Salaverry, este libro está relacionado con la medicina topográfica, con una clara influencia de los estudios del médico inglés Thomas Sydenham (1624-1689), quien durante una epidemia ocurrida en Londres en 1660, observó que las condiciones de morbilidad (enfermedad) y mortalidad estaban relacionadas con las condiciones del clima.
Asimismo, según la historiografía de Unanue, esta obra fue el eje para que se desarrollaran el Higienismo y la Medicina Geográfica (tratamiento de enfermedades localizadas en determinadas partes del mundo) y cuya influencia alcanza hasta el Siglo XX. Incluso hay voces que buscan denominarla de este modo en vez de llamarla Medicina Tropical.
Para Ballón, el libro de Unanue también provocó la sorpresa del geógrafo y naturalista alemán, Alexander von Humboldt (1769-1859), quien afirmó luego de leerlo que era un excelente tratado de fisiología.
Según Carlos Cueto, Unanue es también importante por la defensa que hizo de la medicina y de la ciencia para el engrandecimiento del país, por su visión ilustrada sobre el clima y la salud y por la revalorización de los conocimientos indígenas para el tratamiento de las enfermedades.
Sobre sus ideas iniciales a favor de un gobierno monárquico, que contradecían el ideal libertario (cabe destacar que en realidad la mayoría de la intelectualidad limeña apostaba por una reforma moderada sin separarse de España), Raúl Porras Barrenechea señala que Unanue no era un hombre de revolución, sino “…un adherente, prestigioso y benemérito”.

CONCLUSIONES
De todo lo expuesto, podemos concluir que Hipólito Unanue fue un intelectual y médico criollo que decidió dedicarse con fervor a la enseñanza de la medicina para buscar mejorar la calidad de vida de la población y combatir las enfermedades que asolaban Lima por las deficientes condiciones de sanidad e higiene de esa época.
La creación del Anfiteatro Anatómico fue la cristalización de este proceso que pretendía además la formación de un grupo de élite, integrado por médicos, cirujanos y profesores, conocedores en los tratamientos de las enfermedades a través de los climas benéficos que después se denominó medicina topográfica.
La creación de la Sociedad Amantes del País fue el primer paso, digamos desde el punto de vista enciclopedista, para reunir todos los esfuerzos de la intelectualidad de esa época en una sola publicación (El Mercurio Peruano) para poner en letra de molde sus inquietudes científicas y de mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad.
La publicación de la obra cumbre de Unanue “Observación sobre el clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en especial el hombre”, permite exponer al Viejo Mundo que en estas tierras también había intelectuales con los conocimientos suficientes para aportar en la ilustración de la época.
Consideramos que la razón de fondo de Hipólito Unanue para crear el Anfiteatro Anatómico no solo fue el criterio de mejorar la enseñanza de la medicina en el país, sino el comienzo de una respuesta práctica hacia la ilustración europea de la época que discriminaba a la intelectualidad del Nuevo Mundo.
También es importante destacar el cambio ideológico en Unanue que, de un conspicuo defensor del gobierno monárquico, participó luego en el movimiento libertario, incluso hasta suscribiendo el Acta de Independencia. Para nosotros se tuvo que adaptar a los nuevos tiempos y lo hizo tal como se esperaba en la naciente República.

BIBLIOGRAFIA
1.- Ballón, Carlos. 2005. Hipólito Unanue visto por Augusto Salazar Bondy: La tradición
organicista de la ciencia en el Perú. Anales de la Facultad de Medicina de San Fernando.
Lima. UNMSM.

2.- Casalino, Carlota. 2005. Hipólito Unanue y la construcción del héroe. Análisis de la
relación entre el Estado-Nación y la sociedad peruana en su esfera cultural. Anales de la
Facultad de Medicina de San Fernando. Lima. UNMSM.

3.- Cueto, Marcos. 2005. La ciencia de la adversidad: Un esbozo de la historia de la ciencia
en el Perú. Lima. Concytec.

4.- Cueto, Marcos. 1989. Excelencia científica en la periferia, actividades científicas e
investigación biomédica en el Perú 1890-1950. Lima. Grade.

5.- Luna, Javier. 2001. Archivos bolivianos de la historia de la medicina. La Paz.
Academia Boliviana de Historia de la Medicina.

6.- Salaverry, Oswaldo. 2005. Los orígenes del pensamiento médico de Hipólito Unanue.
Anales de la Facultad de Medicina de San Fernando. Lima. UNMSM.

7.- Villanueva, Julio. 2005. Biografías. Lima.